2013-04-27

Rabel Medieval

INSTRUMENTOS MUSICALES DEL MUNDO  
Cordófono, Frotado  
Arco
España, ... Europa



Estas fotografías de Juan Hormaechea muestran un ejemplar de la Colección Luis Delgado en el Museo De la Música de Urueña, también mostrado en el Museo Virtual.

Instrumento formado por una caja armónica, un mástil y un clavijero, donde van sujetas de una a cuatro cuerdas de tripa o de crin que se extienden a lo largo de la caja hasta un cordal, normalmente de cuerno. La tapa superior de la caja puede ser de piel, de hojalata o de madera y, a diferencia del violín, la caja no tiene alma (pieza cilíndrica de madera que, sin encolar, une las tapas superior e inferior de aquel instrumento para sostener la tensión de las cuerdas y para darle más volumen). Las cuerdas se tocan con un arco, normalmente corto y curvado, cuyo cordamen está hecho de crines de caballo.

Las distintas formas que actualmente tiene el rabel (forma de ocho con tapa inferior plana, forma cuadrada, forma oblonga con tapa inferior abombada, etc.) hablan de su origen diverso. 


 En unos casos procede del rebab árabe, y el intérprete lo toca sentado y apoyándolo sobre las rodillas, y en otros casos proviene de la fídula europea medieval y se toca sobre el pecho. De cualquier manera, el rabel vino a derivar a partir del Siglo de Oro en un instrumento de ámbito pastoril con el que los pastores se acompañaban canciones y bailes. Todavía hoy se sigue construyendo y tocando en muchos puntos de la Península (Cantabria, Asturias, León, Extremadura, Castilla La Mancha, etc.) donde han surgido nuevos intérpretes que han recuperado su sonido y su repertorio.

Aunque la novela pastoril contribuyó a poner de moda el rabel en la literatura y el teatro, siempre fue un elemento imprescindible y real entre los ganaderos de ovino y particularmente entre los trashumantes. Su origen, forma y sonido le daban muchas veces apellido; se habla así de rabel gritador, tosco, morisco, etc. Una copla popular resumía las cualidades del instrumento al decir que el buen rabel debía de construirse en madera de pino verde, las cuerdas de piel de culebra y las crines del arco con la melena de una mula negra (se entiende que si era mula no convenía utilizar el pelo de la cola, habitualmente manchado con los orines).



Habiendo citado ya los orígenes etimológicos del termino rabel, hay que decir que este instrumento –con las variantes razonables que un elemento construido y tañido en el medio rural puede presentar– ha llegado en uso prácticamente hasta nuestros días. En España lo encontramos principalmente en la zona de Cantabria.

El ejemplar que se presenta está reproducido fielmente de las Miniaturas de las Cantigas, donde se pueden observar claramente los detalles de su factura. La tapa armónica se halla dividida en dos partes: una superior de madera, que continua las mismas lineas del diapasón, y una segunda de piel, sobre la que apoya el puente.

La forma en la que el intérprete sostiene el instrumento se ha mantenido en uso en los paises del Magreb, donde hoy se sostiene la viola de igual manera en la música andalusí. Esto permite al intérprete apoyar algunos pasajes musicales, separando firmemente el arco y la viola en direcciones opuestas durante la interpretación. Así se aumenta la intensidad con la que el arco frota las cuerdas, obteniendo un considerable incremento en el volumen.

La variedad de formas, materiales, encordaduras, etc., que presentan los rabeles, es muy numerosa, pudiendo hallarse ejemplares de forma de ocho, ovalada, cuadrada, etc.

El instrumento que se exhibe ha sido construido por Jesús Reolid en 1997, tomando como modelo el representado en la cantiga de Santa María número CLXX de Alfonso X el Sabio (s. XIII), y se encuntra expuesto en el Museo de la Música de Urueña, colección Luis Delgado.







Fuentes (Texto de Juaquín Diaz y Luis Delgado):    
http://www.funjdiaz.net/museo/ficha.cfm?id=16


http://www.funjdiaz.net/museo/ficha.cfm?id=62

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